Uno de mis primeros viajes grandes y largos, fue a Río de Janeiro, un lugar mágico y sorprendente. Nunca olvidaré lo congelados que estaban mis pies tras viajar unas cuantas horas desde Buenos Aires y una vez al bajar del avión, la sangre me empezaba a hervir. Río de Janeiro se caracteriza por eso, no solo te descongela el cuerpo, si no, también el alma.
Tenía 15 años y no había viajado sola. Mi mamá iba conmigo. Venía de una decepción amorosa adolescente y fue entonces que descubrí que la mejor cura para calmar el espíritu inquieto es viajar. Sin lugar a dudas, esta maravillosa experiencia me calmó muchísimo. Sin embargo, lejos de las enseñanzas para la vida, quedé sorprendida con este destino por muchas razones. Hoy les contaré algunas:
- Un río que no existe:
Es muy popular en Internet esta historia, pero vale la pena volver a contárselas. Se dice que con la llegada de los portugueses a Brasil, llamaron a la bahía de Guanabara, «Río de Janeiro» debido a que habrían confundido la desembocadura de un río con una bahía. El término Janeiro proviene de su traducción «enero», mes en el que llegaron. Sin embargo, dicho río en realidad no existía. Otras versiones afirman que si bien no existía este río, era posible que otra manera de llamar a una bahía en el portugués antiguo fuera río, pero aún no se puede confirmar ello. - Dos ciudades en una.
Si algo pude descubrir al ver esta maravillosa ciudad es aquello que solo puedes contemplar a los pies de Dios. En las alturas, esta ciudad llama la atención por dos razones: se encuentra dividida entre un lado antiguo y otro nuevo; y también por niveles socio-económicos sumamente diferenciados. - La calle del Festival
Río y muchas ciudades principales de Brasil se visten de colores cuando llega el Carnaval. Es uno de sus eventos más impresionantes. Sin embargo, lo que parece una calle gigantesca donde hay cientos de personas, en verdad, solo es algo muy pequeño. Es increíble la cantidad de personas que pueden entrar en ese lugar. Cerca a la entrada podrás ver una tienda donde tienen trajes típicos usados para este tipo de evento.
- Cariocas y paulistas
Hay una inmensa diferencia. Un carioco es aquel nacido en Río de Janeiro. En cambio, un paulista, como lo dice su nombre, son los nacidos en Sao Paulo. Confundirlos es como decirle a una persona de Inglaterra, escocés. Es decir que, si bien no llegan a los extremos que los europeos del norte, sí tienen una cierta rivalidad competitiva más amigable. ¡Mucho ojo!
Es una lástima no poder contar con fotografías propias debido a que perdí la tarjeta de memoria, pero nada podrá quitarnos a mi madre y a mi el recuerdo maravilloso. Hasta hoy llevo el de esta ciudad que me hizo llorar de felicidad y añoranza cuando debimos tomar el avión de regreso a casa. Ningún sitio hasta ese momento me había cautivado tanto como lo hizo Río de Janeiro y esa caipirinha (sin alcohol para entonces) que tomaba mientras visitaba Angra Dos Reis. Aconsejo totalmente visitar estos lugares para que sepan a lo que me refiero. Es uno de esos destinos infaltables en tu lista. ¿Qué esperas? ¡Arma la maleta! 😉